
En edición limitadísima, ya que su precio rondara los 2,5 millones de €, y, ademas, tan solo estará disponible para clientes habituales de la marca.
Presentado como la estrella del Salón de París de 2010, el Lamborghini Sesto Elemento atrajo las miradas de todos los aficionados a los superdeportivos, y alguno no pudo resistirse a la tentación y pidió que le construyesen uno. Así Lamborghini fijó un precio prohibitivo, al alcance solo de algún petro-magnate con bolsillo amplio.


Recordemos un poco de esta bestia.
El interior, al carbono y con rojo pasión
Rojo, gris y negro abundan para dar una sensación de habitáculo tétrico y colorista a la vez. Lo que llamamos salpicadero y consola central se remiten a la mínima esencia en unas formas que podríamos pensar extraterrestres y que además dejan un display central muy original. El volante en piel roja combina con los asientos, de formas deportivas y nuevamente fabricados en el ligero material que tanto nombramos. La sensación general que produce el habitáculo es la de la geometría pura, la de estar dentro de un coche nada convencional.
Motor, un V10 de 570 CV
La filosofía de Lamborghini está más que clara. Escalar la potencia ya no es el objetivo de la evolución de los motores. El objetivo es mantener un nivel deportivo característico y perder por el camino las desventajas de los motores atmosféricos de gasolina en cuanto a consumo, contaminación, etc.El Sesto Elemento Concept se mueve gracias a un bloque V10 atmosférico de 5.2 litros que entrega todo su potencial, 570 CV a 8.000 rpm, y toda su fuerza, 540 Nm a 6.500 rpm, a las cuatro ruedas.
Lo hace con una tracción total permanente que puede desplazar hasta un 45 % de la potencia a las ruedas traseras. La transmisión que se desmultiplica el giro del motor hacia las ruedas es una automática e-gear que se puede controlar mediante unas manetas situadas tras el volante. En cifras habla mejor que prácticamente cualquier coche concebido por el hombre: 2.5 segundos para alcanzar los 100 Km/h y una velocidad máxima de 300 Km/h. Son comprensibles estas cifras si tenemos en cuenta sus 1.75 Kg / CV.

La fibra de carbono va más allá de su estructura
La “obsesión” por la fibra de carbono se traslada incluso al chasis. Los metales que marcan las piezas de la suspensión y de la amortiguación son aleaciones de aluminio mientras que otras partes como los brazos de control son de material compuesto. También se utiliza el CFRP para las llantas de aleación y una serie de materiales compuesto de resina y polvo de cerámica. Los frenos de disco son carbono-cerámicos, ninguna sorpresa en ese aspecto.
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